Turquia es un país rico en historia, cultura, lleno de olores y sabores. El país cuenta con lugares que te encantarán; tanto si eres amante de la Historia como si sólo quieres conocer una cultura completamente distinta a la occidental.
Debido a su posición estratégica, ubicándose entre Europa y Asia así como entre tres mares, Turquía ha sido una encrucijada histórica entre las culturas y civilizaciones orientales y occidentales. Su territorio ha sido el hogar de varias grandes civilizaciones.
Estambul es uno de los puntos imperdibles de este país. A través de los años, si algo ha caracterizado a la ciudad que alguna vez fue la conquista de la capital, su decadencia y su renacimiento. Es una ciudad llena de contrastes, donde lo moderno convive con lo antiguo, donde no importa qué religión profesas, porque bien puedes encontrar mezquitas, iglesias y sinagogas. Está dividida por un estrecho llamado el Bósforo que une el Mar de Mármara y al Mar Negro, lo que provoca que Estambul se encuentre tanto en Europa como en Asia.
Sultanameht es la parte antigua de la ciudad y contiene los lugares más turísticos. Ahí podrás visitar el Palacio de Topkapi, que alguna vez fue sede del Imperio Otomano y residencia de los sultanes y del harén. Muy cerca de ahí se encuentra Santa Sofía, el más importante y hermoso edificio bizantino en la ciudad; primero fue iglesia, después mezquita y desde 1930 un museo.
Los escudos blasonados con algunos versos del Corán se los agregaron los otomanos; quienes también cubrieron los mosaicos bizantinos de cal, lo que ayudó a su conservación, como es el caso del mosaico de Jesús y de San Juan Bautista. Frente a Santa Sofía se encuentra la Mezquita Azul, cuyo interior está cubierto con azulejos de Iznik, una provincia que desarrolló la fabricación y comercialización de azulejos. Esta fue polémica en algún momento, ya que igualaba en minaretes a la mezquita de La Meca, por lo que el sultán Ahmet se vio obligado a regalar uno de ellos para evitar más problemas. Se permiten las visitas cuando no es hora de oración, las mujeres deben taparse el cabello y hay que entrar descalzos.
La Cisterna o Palacio Sumergido es un complejo que abastecía de agua al palacio, con algunas cámaras y columnas; además de una cabeza de medusa, cuya agua era traída desde Serbia. Y ya que hablamos de agua, uno de los rituales que no hay que perderse son los baños turcos o hamam; aún quedan algunos de la época dorada de Estambul, la limpieza es parte fundamental en la cultura islámica por ello eran tan importantes los baños turcos.
Se puede atravesar el Bósforo en uno de los tantos cruceros que ofrecen viajes desde el puerto de Eminönü. El trayecto dura alrededor de dos horas y se puede bajar a comer. Desde ahí se ven el Museo Naval y el Palacio Dolmabahҫe, que fue construido en 1853 como reacción al pasado otomano. Cuenta con una escalera cuyos barandales son de cristal; tiene 16 pabellones y 285 habitaciones, además fue aquí donde murió Kemal Atatürk, fundador de la República de Turquía.
Si te gustan las compras, en el Gran Bazar —uno de los más antiguos y grandes bazares del mundo— podrás encontrar artículos de seda, cobre y cuero, así como alfombras, vestuario para la danza del vientre, narguiles o las famosas lámparas; además de especias o dulces típicos. Regatear es una obligación, ya que los vendedores aumentan el precio y esperan que uno negocie con ellos; de hecho, no hacerlo es considerado una falta de respeto.
La torre Gálata es otro de los puntos que puedes visitar. Construida alrededor de 1340 por genoveses como lugar de vigilancia, se encuentra en Beyoglú, que en algún tiempo fue el corazón del comercio internacional en la ciudad. También podrás ver a los vendedores de helado —o maraʂ dondurmasi— pero a diferencia de los helados que conocemos, estos tienen una peculiar consistencia que los hace, digamos, manejables, como si fuera una masa. Los vendedores de helado, ataviados en trajes típicos, tienen unas varas largas de metal que les permiten hacer algunos actos ingeniosos antes de entregarte tu postre.
En todos estos lugares podrás disfrutar de jugos y frutas, bocadillos hechos con pescado, los kebabs, los köftes —que son una especie de albóndigas—, así como los famosos simit —unas roscas grandes con ajonjolí—, ensaladas y una gran variedad de platillos, ya sea con los ambulantes o bien en cafés y restaurantes. El desayuno típico se conforma de un par de huevos duros, ensalada de tomate y pepinos, aceitunas negras, queso, pan, mermeladas y té; así como el famoso ayran, que es un yogurt líquido al que en ocasiones se le agrega un poco de sal.
Pamukkale —que en español es algo así como ‘palacio de algodón’— es un lugar que, como Hierve el Agua en Oaxaca, es hogar de las hermosas cascadas petrificadas. Parece cubierto de nieve debido al efecto visual que provocan algunos de los minerales de la región. Antes de entrar a las aguas de Pamukkale, en la montaña podrás visitar la famosa Hierápolis, una antigua ciudad balneario en la que se construyeron arcos, baños y el teatro romano; los templos de Apolo y Plutonio, las tres necrópolis, el ágora, la tumba de san Felipe descubierta en 2011 y el Museo de Sitio.
Visitar la Capadocia es una de las experiencias más inolvidables para los sentidos de los más avezados viajeros. Se trata de una región única, que mezcla todo el esplendor de la naturaleza más brutal con una combinación de arte y patrimonio legado del paso de numerosos pueblos por la zona.
Muchos vienen solo para hacer un vuelo en globo, pero Cappadocia no es un lugar al que se le pueda hacer justicia en uno o dos días; es una zona enorme que incluye pueblos, valles, cuevas abandonadas y habitadas, ciudades subterráneas… hay que estar acá para creerlo.
La ciudad capital turca Ankara es el hogar de muchos lugares históricos, junto con el centro principal de las atracciones turísticas y comerciales del interior de la península de Anatolia. Es primordial dejarse llevar por la magia de la historia y la antigua sociedad de Ankara. Ir al Castillo de Ankara le permite ver el nivel 360 de la metrópolis. Ubicado en la localidad de Ulus, esta fortaleza fue inicialmente diseñada como una protección militar aunque actualmente destaca como monumento, uno de los más concurridos de Ankara. Anıtkabir, es donde se encuentra el sepulcro del primer y segundo presidente de la República de Turquía, Ataturk, en una sala de exposiciones de bella factura que atrae a miles de visitantes. El Museo de las Civilizaciones de Anatolia, uno de los más laureados del mundo, tiene muestras secuencialmente desde el período Paleolítico hasta nuestros días. Se trata de un prólogo de la historia antigua de Turquía y Ankara. Allí se pueden visionar muchas antigüedades e incluso figuras hititas, cuyo origen se remonta desde el año mil años antes de Cristo. Kizilay es el verdadero núcleo urbano, el auténtico centro de la ciudad y también el epicentro de los diferentes centros sociales y comerciales. Es la plaza donde las diferentes personas tienden a reunirse para comer, charlar y dejarse ver. Uno puede encontrar todas las tiendas típicas e internacionales. También es una zona muy animada de noche, ya que los clubes nocturnos se concentran en torno a la plaza.
Éfeso fue incluida en 2015 en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco por ser un excelente ejemplo de urbanismo adaptado al paisaje, por ser un testimonio de tradiciones culturales y religiosas de origen local y también helenísticas, romanas y cristianas. Hay que recordar que el templo helenístico de Artemisa en Éfeso estaba considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, junto a las pirámides de Egipto, el Coloso de Rodas, el Mausoleo de Halicarnaso, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Faro de Alejandría y la estatua de Zeus en Olimpia.
Kusadasi en Turquía, cuna de primer centro turístico de Turquía, la ciudad de Aydin en el Mar Egeo. Es un distrito que ha estado creciendo en poco tiempo con la movilidad turística que comenzó en la década de 1960, y que tiene uno de los primeros y más importantes puertos que siempre vienen a la mente al pensar en esta ciudad.
Kusadasi, es sin duda la belleza de Turquía, la cual además de estar conectada a Aydin. Esto hace que todo turista que visite Turquía desee este conocer Kusadasi, un pequeño paraíso con su vida nocturna, mesas de desayuno junto a la playa y muchos sitios históricos que te dejarán con ganas de conocer cada vez más este interesante destino.
Bursa tiene puntos muy atractivos. Podrás visitar su Gran Mezquita, una histórica mezquita otomana construida en el siglo XIV, que fue construida en estilo selyúcida y con un estilo de arquitectura otomana temprana por voluntad del sultán Bayaceto I. Se trata de una colosal estructura de planta rectangular, con veinte cúpulas dispuestas en cuatro filas de cinco soportadas por doce columnas. Tiene dos minaretes en total.
También, la Mezquita Verde, otra mezquita otomana del siglo XIV, al igual que la Gran Mezquita de Bursa, pero esta es mucho más pequeña, y uno de los primeros ejemplos de este tipo de arquitectura. Llama la atención por su minarete en la esquina noroeste revestido de azulejos de color verde esmaltado, amarillo, turquesa y púrpura. El color de su único minarete, es el que le dio nombre a esta pequeña obra de arte.
Y Koza Han, aunque no tiene la fama del Gran Bazar de Estambul, se trata de un mercado histórico ideal para perderse por sus diferentes puestos de venta, donde encontrarás productos de seda de alta calidad, de hecho, se le conoce como el Mercado de la Seda. Fue construido en el siglo XIV y todavía conserva muchos elementos de la arquitectura otomana, aunque tuvo que ser reconstruido en algunas ocasiones.