El centro histórico de Cartagena, «La Ciudad Amurallada», fue declarada Patrimonio Nacional de Colombia en el año 1959, mientras que en 1984, el Comité del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO la incluyó en la lista del patrimonio mundial como «Puerto, Fortaleza y Conjunto Monumental de Cartagena de Indias».
Esta ciudad posee una magia que está más allá de la declaración oficial de sus virtudes: Cartagena tiene la capacidad de enamorar, más aún, de embrujar con sus encantos no sólo a su visitantes esporádicos, sino también a los que a diario conviven con ella, con sus deslumbrantes días noches … llenos de sol de sus crepúsculos, y mar, con el esplendor sereno maravilloso cromatismo de sus islas. Esa sensación de tiempo detenido, de dulce y tranquila embriaguez estética que podemos vivir al respirar su límpido aire vespertino, al contemplar su cielo marinero en una noche estrellada, al pasear por una de sus hermosas playas o por una de sus pintorescas calles …; o al disfrutar de un rato de esparcimiento nocturno en alguno de esos acogedores rincones ubicados sobre las murallas, mientras quizás suene una música de voluptuosas cadencias caribeñas, en medio de un cielo oscuramente azul, adornado por una luna cuyo brillo riele sobre las ondas suaves del mar …, es indefinible. Una experiencia como esta se resiste a ser descrita con la pobre elocuencia de las palabras: simplemente hay que vivirla.
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